Nunca me recuperé emocionalmente del shock de la no-anencefalia. Ya había entrado al embarazo con muchos miedos por el problema de la apendicitis, y esto me terminó de romper el sistema nervioso.
El embarazo supone que transitoriamente tengamos capacidades diferentes, si se me permite la metáfora. Y la verdad es que resulta muy complejo adaptarse a la hostilidad del mundo hacia todo el que necesita más del otro.
A mí personalmente me cuesta mucho tener que estar todo el día explicando lo que no puedo hacer, lo que no debo, o lo que sería mejor que no haga. El entorno no está hecho para ayudar al otro, y menos cuando se parte de la idea instalada de que una mujer embarazada es una flor de ventajera que lo único que quiere es trato privilegiado.
Mi cuerpo no me pertenece, y va a pasar mucho tiempo hasta que vuelva a ser mío.
Y a eso le sumo que gracias a la covacha desagradable donde me hice la TN mi mente es una espada de Damocles que pende sobre mí todo el tiempo con la lista de todo lo que puede salir mal y todas las tragedias posibles.
Así que, estimados todos, no voy a decirles más por qué ese asiento es mío, esa fila no la tengo que hacer, ese paquete no lo puedo cargar y ese momento no lo tengo que padecer. Entiéndanlo, o corranse.
Y a la imbécil que se sintió ofendida cuando el último tachero de Recoleta decidió dejarme subir a mí, la que hablando por teléfono me insultó a mí y a todas «las embarazadas siempre poniendo la panza por delante», le digo que sí. Que infelizmente ni la naturaleza ni el hombre se las han ingeniado todavía para encontrar otra forma más corta, o al menos más cómoda, de llevar a cabo la gestación. Así que mientras tanto la panza está adelante del cuerpo, y hacia adelante crece. Está en cualquier manual básico de Anatomía del ser humano.
Si realmente vas a querer encender ese fósforo, sabé que soy un bidón de nafta super esperando su momento para arrasar con todo idiota que se cruce de ahora en más.
Apuntes de una rookie mom 
Por estos pagos del «primer mundo» (debería usar más que un par de comillas) fue igual el tema de la panza. A nadie le importa un carajo, hice filas eternas con dolor de espalda, esperas tediosas con ganas de ir al baño (y nos vas porque mear en un baño público con bombo requiere entrenamiento de contorsionista) en fin… Mal universal. Choto.
GENIA LU!! Me parece genial la postura…pero es una cagada que una tenga q llegar a ser un bidon solo para los idiotas se den cuenta de como son las cosas…
Beso!
100%
ABSOLUTAMENTE DE ACUERDO CON TODO!
Ay, Ro. Ojalá no tuviéramos que estar de acuerdo en esto.
🙂
A veces se queda una con ganas de mandar cerca a más de uno y más de una…
¡Yo ya no me quedo con las ganas!
😉
Cierto, jejeje, si es que es mejor quedarse agusto!!
Tu ultima frase fue genial. Ojala pudiera. Yo me trago todo.
Te faltó hablar del embarazo en el trabajo. Tengo tanto atragantado ahi que es una puerta que no me animo a abrir.
Mirá, si hay algo que puedo agradecer es que amo mi laburo y a la gente de mi laburo. Por suerte no tengo ningún tipo de problema. Pero entiendo mucho lo difícil que debe ser padecer como sé que pasa en ciertos lugares.
Besote!
Sorry, me quedé con ganas de decir más: sabes qué, la panza es una bendición, que se debe respetar caramba!!! y al que no lo hace o no lo sabe que lo aprenda!!!! Y si no, habrá que ir por la vida enseñándolo!!!! Hay muchas cosas que no se respetan y hay que empezar a predicar con los hechos… Beso.
Ay Lü cómo te entiendo y comparto totalmente lo dicho respecto de que el entorno no está hecho para ayudar al otro! Lo único que tengo para decirte después de lo último que tuve que vivir después de todo lo que tuve que vivir (te juro que se justifica la redundancia y si un día tenés tiempo te cuento…) empezá a andar con tus hijos por la vida pensando en que no tenés por qué andar explicando TODO, que los demás se hagan cargo de sus vidas. Y si te cruzás con algún idiota, con tu mejor cara le decís gracias y andá a fangulo!!!!! Besos y tranqui, te va a salir todo bien, como siempre, por qué va a ser distinto ahora?
Ale.
Gracias, Ale. Pero no sé qué te pasó. ¡Mandame un mail!
Besote!