El compañero de viaje, el business partner, el ying cuando yo soy yang, y el yang cuando yo soy ying. El amigo fiel, el enemigo incompleto.
Él, que no sabe decir que no pero todo (TODO) me lo discute. El que siempre dice «no creo» aunque le esté explicando / demostrando la verdad más evidente.
Él, que nunca me va a dar la razón, pero calladito se va a dar cuenta si estoy en lo cierto. Y calladito va a cerrar el tema si no lo estoy y me puse terca.
Que se aguanta el «ritmo despiadado de mi mal humor». Que soporta estoicamente embarazo, puerperio, anti-puerperio, post-puerperio y pre-puerperio.
Que en uno de sus días grises me puede hacer la vida verdaderamente imposible, pero tiene menos (muchos menos) días grises que yo.
Él, que cuando estamos peleando juntos una batalla, si aún teniendo razón, descubre que se nos está yendo la mano, se baja a tiempo. Y amable y dulcemente me invita a bajarme también. Sin éxito, claro, porque si algo sé es pelear batallas.
Él, que no sabe pedir perdón. Pero que a mí, después de capear la tormenta, cuando le pido perdón humildemente (porque yo sí sé pedir perdón), siempre me dice «No importa. ya pasó».
Que no logra sentirse embarazado hasta que yo no tenga panza, pero sabe que lo necesito, porque estoy cansada, porque aunque me sienta muy bien mi organismo está estresado. Que redobla esfuerzos. Que se ocupa de todo. Que me cubre en lo que yo dejo de hacer. Que no se queja. Que se aguanta incluso que yo lo rete por hacer todo lo que hace de manera distinta a como yo lo haría.
Que nunca me manda a donde debería mandarme. Y se deja mandar a donde yo quiera mandarlo. Con altura, con nobleza. Sabiendo que no se lo merece, pero que ya se me va a pasar. Y que voy a pedirle perdón.
El papá perfecto para mi hijo. El papá perfecto para mis hijos. Ese es él.
Qué hermosas palabras! Me hiciste emocionar… y me hiciste sentir sumamente identificada en la relación con mi marido y padre de mis dos hijos.
Impecable. Amor, del bueno, del que construye. Sigan así, amándose y creciendo juntos. Hermoso par.
Los queremos, ya saben.
Se me vino a la cabeza la canción ‘Deseo’ de Jorge Drexler y, como no encontré un vídeo que me convenciera, les copié la letra.
Yo soy, tan sólo
uno de los dos polos;
de esta historia, la mitad.
Apenas medio elenco estable;
una de las dos variables
en esta polaridad:
más y menos,
y en el otro extremo
de esa línea, estás tú,
mi tormento,
mi fabuloso complemento,
mi fuente de salud.
Deseo
mire donde mire, te veo
mire donde mire, te veo
mire donde mire, te veo….
Igual que hace millones de siglos
en un microscópico mundo distante, se unieron
dos células cualquiera…
Instinto,
dos seres distintos
amándose por vez primera.
Deseo
mire donde mire, te veo
mire donde mire, te veo
mire donde mire, te veo….
Dulce magnetismo:
dos cargas opuestas
buscando lo mismo..
¡Aaayyyyy!
Awwww! Qué viva el amor!!
¡Viva!
Hermoso hermoso post ♥
🙂
Hola a todos y todas (?). Me gustó el concepto del ying y el yang porque en muchos aspectos de nuestras vidas somos opuestos y complementarios.
como dice la canción: qué idiota nos hace el amor ❤
Yo ya era idiota. El amor sólo me ayuda a disimular un poco 🙂
Que grande el Doctor!! Gran merecedor de este post por todo lo que contás. Parece que el regalo por el día del padre se vino adelantado.
¡Qué huevona que soy! Me quedé sin letra para el día del padre.
No me gusto. Me encantoooooooo.. Besotes Lu.
Beso! 😉
Ayyyy! me hace acordar a #ElTipo!
Que lindo Lu, que feliz el doc con Alvaret!
¡Son tan lindos!