Apuntes de una rookie mom

Mamá de varones

Unplugged

Todo de a dos

Todo de a dos

Ya había contado acá sobre mi campaña para pasar menos tiempo smatphoneando en el tiempo que pasamos en familia. También había contado en este otro post, que esta vez cuando pensamos en recursos para viajar con nuestros niños no tuvimos en cuenta los dispositivos (teléfonos, tablets, compu) como primera opción (ni como segunda, ni tercera).

Las razones son muy personales. Entendemos que a nuestra familia el tiempo on line le resta calidad de vida. La verdad es que cuando pasamos mucho tiempo conectados, paradójicamente perdemos conexión entre nosotros. Hasta en Alvarito me puedo dar cuenta que después de mirar «videos» un rato se pone irritable y fastidioso.

Cuando pensábamos en qué llevar para sus ratos de esparcimiento o para mitigar la ansiedad y/o el aburrimiento, les pusimos un montón de cosas que sabemos que ellos disfrutan pero que no son tecnológicas.

Llevamos unas valijitas preciosas con lápices, marcadores, crayones y dibujos para colorear, juegos de letras y de números, autitos.

De los 15 días que duró el viaje, 14 no tuvimos que recurrir a la tablet. Hubo un día en que habíamos hecho (a propósito) pocos paseos y más vida «casera», sobre el final del viaje para descansar un poco, y recién este fue el primer día que Alvarito pidió ver videos. Es decir, la anteúltima noche del viaje fue la primera vez que pidió. Por supuesto lo dejamos, total era cero grave a esa altura. Si hubiera pedido antes de ese día no sé cómo hubiera sido la cosa. Nos habíamos puesto de acuerdo en tratar de evitarlo, pero tampoco es que no hubiéramos podido flexibilizar un poco, creo yo. De todos modos es contrafáctico. La verdad es que el día que pidió, le dimos, pero porque no era grave.

Cuando buscaba cosas me di cuenta que hay miles de recursos para entretener a los chicos y pasar tiempo con ellos sin que necesariamente tengamos que conectarlos. Son decisiones.

Nosotros pudimos disfrutar un montón y no tuvimos conflicto. Eso sí, todo de a dos porque la parte de compartir no la tenemos aún taaan bien resuelta. Gerva es bastante más empático (nunca tuvo reinado individual); a Alvarito todavía le cuesta un poco «soltar».

En casa, la regla es que los viernes y los domingos son los días en que se puede mirar «tele» (es decir, Netflix) y «videos» (es decir, Youtube). Alvarito nunca tuvo problema para aceptar las reglas claras y previsibles, así que en la semana se olvida del tema. Eso sí, el «thanks God it’s Friday» lo hace valer con creces.

En fin. Cada uno sabe lo que funciona mejor en su hogar. En casa, convivimos mejor y compartimos más si pasamos más tiempo off line.

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Packing smart

2015-08-21 19.53.57-1Una vez más nos embarcamos en una travesía familiar. Una vez más, en road trip. Cada familia sabe qué cosas disfruta más, y a nosotros con este formato nos va muy bien. Pero a medida que vamos juntando experiencias vamos mejorando algunas cosas. Además, conforme los chicos van creciendo las necesidades son otras.

Nos fuimos de visita 2 semanas a Croacia, con algunas joyitas en el camino, como nuestro paso por la bella Italia y algunos puntos perdidos en el mapa que no quisimos dejar pasar.

Como nos fuimos al verano, con la ventaja de que la ropa ocupa menos espacio, me puse a investigar tips para optimizar el equipaje. Nuestra intención era llevar una sola valija chica para todos, y lo logramos.

Acá comparto lo que aprendí. Viajamos con 23 kilos para los 4, todo un logro siendo que el combo me incluía a mí.

  • Para mamá:
    • «Stick to one color story». Buscar básicos intercambiables, engamados para que puedan combinarse con facilidad. Dos pantalones largos, 1 short, 10 «partes de arriba» (incluye remeras, camisas y blusas). Elegí el blanco como tema, porque me encanta, porque me queda super bien, y porque justamente por esas dos razones tengo mil prendas para elegir en mi guardarropas.
    • Regla de oro: «Por las dudas» o «por si acaso» es un gran NO. Nada es imprescindible.
    • Calzado inteligente: uno para andar (¡me compré antes de irme unas zapas divinas!), uno un poco mejor (mocasines o algo así), y algo playero. Eso es todo. En el viaje, tanto de ida como de regreso, usar los que ocupen más espacio así liberamos valija.
    • Las cosas de cosmética y perfumería viajan en la cartera, siempre en envases pequeños (con la cantidad justa según los días).
    • Nunca olvidar los protectores solares para todos los miembros de la familia. Estos viajaron en un bolsillo que tiene la valija que llevamos, que es tan malo que no sirve para otra cosa.
    • Diario de viaje. Ya sin niños siempre hacíamos, pero ahora que el viaje no es sólo por los lugares, sino también por las vivencias y su manera de vivir tantas cosas nuevas.
  • Para papá:
    • A voluntad del susodicho. Nada de lo que él haga puede ser tan grave como lo que yo sería capaz de hacer.
  • Niños:
    • Privilegiar prendas de secado rápido (remeras livianas, mallas de buen material). Prever que las mallas hacen las veces de shorts, así que llevar una buena cantidad. Pocos pantalones largos (no más de 2 para cada uno, de los cuales uno es el que va puesto en el avión).
    • Crocs, que son todo terreno. Por muy feas que sean (¡que lo son!) para los niños son un must. Tuve que tragarme mi sentido estético y reconocer que las necesitamos. Sólo un par de zapatillas adicionales para cada uno y chau.
    • Para Alvarito: muchos calzoncillos.
    • Para Gerva: no vale la pena llevar los pañales desde casa. Llevamos para un par de días y luego se compran en destino.
    • En nuestro caso, como Gerva tiene intolerancia a la lactosa, tuvimos que equiparnos con la leche especial que ya sabemos que no le trae problemas. Es todo un rollo estar cargando tantas cajas, pero a medida que van pasando los días y el stock baja se va liberando espacio.
  • Accesorios: pocos. Toallas y lonas, las más livianas del mundo. Bolsa térmica y lunchera (ambas plegables de forma tal que van a la valija).
  • Como nos hospedábamos en departamentos, la vida doméstica iba a estar muy bien resuelta, así que muchas cosas se pueden obviar.
  • Lo que sí es super imprescindible es llevar adaptador de enchufes universal. Nosotros tenemos uno excelente que se compra en Mercado Libre por poca plata. Es super importante que tenga todas las opciones posibles de enchufe y que además tenga doble USB.
  • También es importante el cargador de auto con USB (nosotros no lo teníamos previsto pero nos compramos uno allá, en una estación de servicio). Ya compramos algunos para regalar, porque son una pegada.
  • La idea feliz: la aplicación HERE. Espectacular. Permite bajar mapas para moverse fuera de línea, lo cual para viajar por el extranjero está más que bien.
  • Un verdadero must: cargador de batería. Lo tenía como un pending atrasado y una tarde mi celular se quedó sin batería y el cargador del auto falló, así que llegar a destino fue carísimo porque tuvimos que usar otro celular que no tenía cargados los mapas para usar off line (ay, Marian…). Me compré allá uno super coqueto.
  • Carrito: reemplazamos el nuestro de viaje, de sólo 7 kilos, por uno más liviano todavía: ¡3 kilos! Una pegada, lo recomiendo. Ah, es crucial que tenga correa para colgar del hombro cuando está cerrado. Fue una de las llaves de la felicidad por muy pocos pesos (lo compramos usado en Mercado Libre).
  • Fundamental: NUNCA bajo ningún concepto, ahorrar en recursos para niños. Kits de arte, libros, autitos, juguetes. Todo vale. En lo posible llevarles algo nuevo para estrenar en el viaje, cosa de garantizarse que la emoción dure unos cuantos días. Ya contaré en otro post por qué no llevamos material infantil en la tablet, pero por ahora digo que no nos hizo falta. Cada uno sabe; yo me arriesgué y salió bien.

En esta oportunidad, más por prejuicio que por otra cosa, tuvimos en consideración que teníamos que cubrir algunos temas que no siempre solemos tener bien explorados: eventuales urgencias. En otro viaje me pasó haber necesitado cosas de farmacia sin tener la menor idea del nombre en el idioma de destino, así que como aprender croata, serbio y esloveno todavía está entre mis pendientes, en este caso lo que hice fue renovar el botiquín familiar que tenemos en casa (que por supuesto estaba lleno de cosas vencidas). Qué llevamos:

  • Ibuprofeno. Pediátrico y de adultos.
  • Antibiótico de amplio espectro. Pediátrico (nunca tomamos ni nosotros ni los chicos, pero por las dudas).
  • Sales de rehidratación oral.
  • Desinfectante.
  • Loción para picaduras de insectos.
  • Curitas.
  • Gasa y cinta adhesiva.
  • Paños de algodón.
  • Termómetro.
  • Solución fisiológica monodosis (varios pomitos).
  • Pomada antialérgica de amplio espectro.
  • Cabría llevar pomada para quemaduras, pero como yo soy alérgica y los chicos aún no están testeados nosotros no llevamos.
  • Todo en una cajita compartimentada que se venden en las casas de envases plásticos. Medidas: 20x20x4 (los frascos iban aparte, desde ya).

Un viejo truco argento es llevar la valija adentro de otra, cosa que siempre hacemos, por motivos harto conocidos. Que vestir a toda la familia contra temporada es un arte que nunca estará lo suficientemente explorado. En mi caso, como tengo una membresía con franquicia de equipaje, puedo arriesgarme sin demasiado temor. Caso contrario, están esas balanzas para pesar equipajes que no son nada caras.

 

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Otro día más sin verte

Una de las cosas que tengo clarísimas, y que además compartimos con el Doc, es que nunca vamos a dejar a nuestros hijos para irnos de viaje.

Nos encanta viajar, desde que estamos juntos hacemos el esfuerzo para poder ir cada año a conocer lugares nuevos, y preferimos privarnos de otras cosas pero no de esto.

Cuando quedé embarazada, en lo primero que pensé es en eso que te dicen todos, casi como con sed de venganza: «aprovechá a viajar ahora porque después se corta». Lo hablamos con el Doc, y los dos nos dimos cuenta de que teníamos vocación de seguir viajando, pero en familia. No nos gusta para nada eso de viajar nosotros y dejar niños al cuidado de otro.

Así que en mis embarazos igualmente viajamos mucho, y ya con Alvarito entre nosotros hicimos varias  travesías. Y disfrutamos un montón. Como nuestra vida en BA implica que entre semana no pasemos con él los días, la verdad que un par de semanas los tres juntos siempre fueron muy hermosas para fortalecer el vínculo sólido que construimos entre todos.

Pero cuando dije que no iba a dejar a mis hijos para irme de viaje había una contingencia que no preví: viajar por trabajo. Mi trabajo en general no implica la necesidad de viajar, fueron pocas las veces que tuve que hacerlo, pero acá estoy. Estos días, a pesar de los esfuerzos que hicimos en mi oficina para eludir este viaje, no quedó más opción y tuve que pasar dos noches fuera de casa.

Nada grave, la verdad, pero en cuanto me dieron el pasaje me di cuenta: era la primera vez que iba a pasar una noche sin Alvarito. Y fueron dos (perdón, sin contar las que estuve internada por la apendicitis, claro está).

Hoy ya vuelvo, y como me quedó tiempo libre estoy planeando el tour de compras para todos los regalos que le quiero llevar. Soy un cliché caminando.

Ah, y mientras escribo me doy cuenta de otra cosa: dentro de algunas semanas también voy a pasar unas noches fuera de casa, cuando nazca el retoño, y me voy a ver obligada a dejar a Alvarito. Y no me gusta para nada la idea. Sé que no es el único niño del mundo en pasar una noches sin su mamá por la llegada de su hermano, pero aun así no logro aceptarlo.

Quiero que se quede con nosotros en el sanatorio. Acabo de tener esta revelación y voy a organizar todo. Este viaje también tenemos que hacerlo todos juntos en familia.

 

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