Apuntes de una rookie mom

Mamá de varones

Psicosis compartida


Tanto a Marian como a mí nos interesan mucho los temas relacionados con la Educación (así, con mayúsculas). Ambos tuvimos la suerte y el privilegio de haber recibido una excelente formación, por lo que desde que nos embarcamos en la aventura de ser papás conversamos muchísimo sobre el modelo de crianza y educación que queremos. Y además tenemos la suerte de coincidir, así que todos contentos.

A eso hay que sumarle que dentro de mis virtudes, tengo una enorme capacidad organizativa y de planificación, así que en la vida me quedan muy pocas cosas libradas al azar y/o la improvisación. Otros lo consideran un defecto porque suelo ser excesivamente estructurada e inflexible, pero en lo que a mí respecta esta forma de ser me deja más tranquila y me hace sentir más cómoda.

Esto me llevó, en el cuarto mes de embarazo de Alvarito, a comenzar a averiguar en los colegios que nos gustaban, especialmente en el que había sido nuestro elegido, por el tema de las reservas de vacante.

La gran sorpresa que me llevé, es que mientras yo daba vueltas y más vueltas porque me daba vergüenza confesarle a la persona que me atendió que el niño en cuestión aún no había nacido, una vez que finalmente lo dije me informó con soltura «en qué consiste el trámite». Es decir: ¡el trámite de reserva de vacante ya estaba estandarizado desde el embarazo! Juro que me causó mucha felicidad porque ya podía dejar este tema resuelto, pero la verdad es que luego de un momento de reflexión me inquietó un poco.

Algo parecido me volvió a pasar la semana pasada. Quise inscribir a Alvarito en un taller de Iniciación Musical, y la fecha y horario de inscripción estaban taxativamente estipuladas: tal día a tal hora. Así que lo que hice fue mandar a una persona tal día, a tal hora exactamente. Me consta que llegó con exquisita puntualidad inglesa, y resulta que las mamás ya estaban adentro de la Secretaría por lo que mi hijo quedó tercero en la lista de espera. Esta historia tuvo final feliz porque pudimos conseguir la vacante unos días más tarde (créanme que no maté a ningún nene).

Ahora, me pregunto: ¿no será mucho? ¿No nos estaremos volviendo un poco dementes? Lo digo de corazón. Mi hijo tiene un año y medio y ya tengo que matarme para conseguirle vacantes. Una locura, no?

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