Apuntes de una rookie mom

Mamá de varones

Candy candy I can’t let you go

Llegó el verano. Desde muy chica siempre amé el verano: es la época más divertida del año. Mis recuerdos más entrañables de la infancia son las colonias de vacaciones.

Desde que soy mamá todos los veranos deseaba que Alvarito ya tuviera edad para colonia y al fin este año llegó el momento. Está yendo a una colonia que organiza en un club el profe de Educación Física de su colegio, así que va con la mayoría de sus compañeritos.

Esto tiene muchas ventajas: la principal es que los nenes no tienen que pasar por adaptaciones porque ya se conocen casi todos y conocen muy bien al profe (¡y lo aman!).

La cuestión es que el lunes arrancaron. Me propuse a mí misma no estresarme mucho por el hecho de que no conozco el lugar, ni a las profes, ni supe muy bien cómo organizaban las actividades diarias, básicamente porque espontáneamente se armó una red de mamás que el primer día fueron a ver cómo era todo y nos pasaron impresiones muy positivas.

Una de las cosas que supe es que los profes les dan caramelos Sugus a los nenes, y Alvarito, como sabe que no se los dejamos comer, los retenía en sus manos. Obviamente le duraron poco: otro de los nenes se los sacó y se los comió, y parece que se armó tanto lío que terminaron dándole más caramelos a mi nene. Al fin del día llegó a casa con dos caramelos en la mano y nos pidió permiso para comerlos. «Sólo uno», fue la respuesta resignada de papá dentista.

Inicialmente me hizo un poco de ruido que le hayan dado caramelos sin consultar, pero la verdad es que después recordé que para la inscripción tuve que llenar una ficha muy completa sobre Alvarito y en ningún momento dije nada al respecto. También me planteé que, fiel a mis recuerdos de la infancia, el verano es la época de la diversión y las cosas lindas, así que internamente me relajé con el tema caramelos y no hice ningún planteo. Evité hablar del tema con papá dentista porque sé que no está muy contento con esto.

A ver si puedo encarar el 2015 relajando un poco tantas presiones, no?

¿Cómo manejan el tema con sus nenes?

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Prevenir en salud

¿Cuándo debe ser la primera consulta odontológica? ¿A qué edad se cura la primera caries? ¿Cuándo hay que empezar a cepillarle los dientes al bebé? El nacimiento de Álvaro (hace ya más de 10 meses), el blog autorreferencial de Lü y otras preguntas más que me vinieron haciendo en este tiempo fueron los disparadores de este contenido.

En los casos en que una familia tiene la posibilidad de programar la llegada de un bebé, es preciso implementar algunas medidas de prevención en salud bucal. Cuando esta programación, por las razones que sea, no fue posible, nunca es tarde. Se debe comenzar cuanto antes con tareas de prevención, al menos aquellas que permita cada estadío del embarazo.

Además de tomar ácido fólico, Supradyn Pronatal y otros suplementos recomendados por el médico, se debe incluir una consulta odontológica.

Más allá de que en el segundo trimestre se puede concurrir al odontólogo, muchos tratamientos requieren de la utilización de fármacos (anestesia, antibióticos y antiinflamatorios), que es mejor evitar durante el embarazo y la lactancia (2 años es mucho tiempo como para dejarse estar).

La revolución hormonal que se dispara a nivel sistémico acarrea un agravamiento de los problemas periodontales (la famosa gingivitis/periodontits del embarazo, de la que me ocuparé en otro contenido futuro). SE IMPONE arrancar en salud.

En lo que respecta al bebé, la formación de las piezas dentarias temporarias (dientes de leche) y algunas de las permanentes comienza en la vida intrauterina del niño.

El esmalte dental (la capa externa de la corona dentaria) es más resistente a las caries cuando en su estructura cristalina tiene flúor. Los mencionados iones Flúor pueden ser incorporados en 3 períodos de la vida de un diente:

1-      Durante la formación misma del diente. Esta es la oportunidad de mayor incorporación. El mismo se distribuye uniformemente en toda la estructura del esmalte. El Flúor debe incorporarse en la dieta.

2-      Con el diente ya semiformado, sin erupcionar y dentro del saco. La pieza dentaria está sumergida en líquido (similar a un bebé en la placenta). Aquí se produce una topicación natural. La incorporación es de afuera hacia adentro. Aquí también el Flúor debe administrarse en la dieta.

3-      Con el diente ya erupcionado en la boca. En esta etapa la incorporación es limitada de afuera a adentro. El Flúor se administra a través de los dentífricos, colutorios y topicaciones.

El Flúor se incorpora principalmente del agua corriente (con la que nos bañamos, cocinamos y consumimos). Hay lugares donde el agua tiene Flúor naturalmente y otras donde el Estado, a través de la compañía proveedora, lo hace artificialmente. Lamentablemente, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las aguas NO están fluoradas, por lo que debemos darle Flúor a nuestros hijos como suplemento dietario (Fluordent, Tri-vi-Flúor son algunos de los productos comerciales disponibles en nuestro mercado).

En todos los casos se sugiere prescripción y vigilancia médica.

Como habrán notado, la prevención dental empieza antes de la erupción del primer diente. Más allá de una dieta balanceada que limite los momentos de ingesta de azúcar a 4 o menos, me parece importante contar que la historia de caries en la dentición primaria, en general, se repite en la definitiva. Es decir que la calidad en la supervivencia de TODAS las piezas dentarias es responsabilidad de los padres. Si logramos controlar las bocas de nuestros hijos cuando son chicos, tendremos gran parte del éxito asegurado.

Más allá de que la motricidad fina tarda en desarrollarse y de que hasta que ésta se complete, los padres son los que deben cepillarles los dientes a los hijos, los hábitos de higiene deben ser incorporados desde el nacimiento de la forma más natural posible. Es bueno que el niño vea a sus padres cepillándose los dientes a la mañana y a la noche y que incorpore a su rutina diaria el cepillado.

Las consultas al odontopediatra deben ser cada 6 meses a partir de los 18 meses de vida, aún en ausencia de lesiones. Es muy importante que los chicos se acostumbren a concurrir a la consulta dental y que la vivan con naturalidad.

Como la mayoría de los logros en esta vida, la llave está en nuestras manos y se llama constancia.

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