Apuntes de una rookie mom

Mamá de varones

Hola, pañales

getBookImgDefinitivamente hoy ya no soy yo. Ya lo dije otras veces pero me siguen pasando esta clase de cosas en que no me reconozco.

Alvarito cumplió 3 años, y se supone que el año que viene a la salita de 3 debería entrar sin pañales. Eso sumado a que dos niños con pañales en la casa se hace por momentos un poco denso. Fue por eso que entre la nanny, Marian y yo nos pusimos de acuerdo para probar la despañalización de Alvarito.

Probamos bastante tiempo. Muchas técnicas, adoptamos cada sugerencia que nos dieron, aceptamos todos y cada uno de los comentarios, ideas y críticas. Escuchamos todas las voces. Pusimos en marcha todos los trucos e incentivos. Leímos libros, pedimos consejos, hablamos con otras madres, abuelas, maestras, pediatras. No dejamos nada sin explorar.

Pero no funcionó: Alvarito no está listo. Todavía no está preparado para el adiós a los pañales, así que sin ningún remordimiento dimos marcha atrás y recorrimos de vuelta el camino andado.

No sé si está bien o mal, pero es lo que nos dijo de golpe el corazón. Y la cara de alegría que le vimos cuando volvía de ponerse ropa limpia y un pañal fue impagable. Todavía no está listo, démosle tiempo.

Así que hello, again, queridos pañales.

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Si me viera mi abuela

pañales

Lo prometido es deuda: después de unas cuantas semanas de uso ahí voy con la review de los pañales de tela.

Por ahora tenemos siete pañales, lo que no es una cantidad óptima pero sí llevadera. Durante el día la dinámica es prácticamente la misma que con los descartables. Lo que cambia es que al cambiar al bebé hay que enjuagarlos y al fin del día ponerlos todos juntos a lavar en el lavarropas.

Estamos bien organizados, y la verdad es que estamos muy contentos con haberlos adoptado. Los que tenemos son de excelente calidad, y nos están dando un excelente resultado. Sin embargo, la realidad es que hacemos un uso mixto, porque hay situaciones en que la ventaja del descartable es insoslayable: la noche, los paseos prolongados y los viajes.

A la noche, como G duerme muchas horas de corrido, no nos resultaron. La primera noche amaneció mojado, así que directamente lo ponemos a dormir con pañal descartable.

Para salir de paseo muchas horas varias veces los llevamos, pero no es lo más cómodo. Obviamente para paseos cortos no hay tanto problema, pero andar varias horas de acá para allá portando un bolso que en su interior tiene pañales usados supera mis expectativas de ayuda al planeta.

El balance es positivo. Lo que voy a hacer es resumir los principales pros & cons, para que cada uno pueda elegir según su propia visión del problema.

Pros:

  1. Son muy amigables con la piel, y muy cómodos para el bebé. Realmente noto que el pequeño G deambulador se siente cómodo para andar de acá para allá.
  2. Son más higiénicos que los pañales descartables.
  3. Son muy lindos.
  4. Son prácticos. Con poco esfuerzo se pueden enjuagar para lavar al fin del día todos juntos en el lavarropas. El mío tiene un programa especial para esto, que elimina en profundidad todo resto de jabón y los deja casi secos.
  5. Son amigables con el medio ambiente.

lavarropas

Cons:

  1. No tienen la misma capacidad de absorción que los descartables. Por un lado mejor, porque obliga a cambiar más seguido, pero por otro, dado que G duerme muchas horas de corrido, no me son útiles a la noche.
  2. Si por alguna razón hay paspadura, no se puede usar cremas para curarlo porque arruinan la tela. Esto implica volver al descartable mientras dure la paspadura. No nos pasa muy seguido, la verdad. G no suele pasparse muy seguido y desde que usamos estos pañales sólo 2 días tuvo problemas, pero en esos días tuvimos que suspender el uso.
  3. No son prácticos en salidas prolongadas o en viajes. Ya lo conté más arriba. Hasta acá llegó mi conciencia ecológica.

fitting

Hay que ver lo que diría mi abuela si viviera, pero yo estoy muy contenta con haberlos adoptado.

+ info: panalesderaiz.com.ar

 

 

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No me da lo mismo

Nunca fui muy naturista, ni me siento demasiado identificada con movimientos ecologistas. No por no estar de acuerdo sino simplemente porque soy un miembro activo de la matrix. Soy muy respetuosa de los animales, crecí rodeada de miles de mascotas, pero no soy muy activa en la defensa del ecosistema. No lo digo como para jactarme, sino como dato.

Sin embargo desde que nació G, con su alergia alimenticia, sobre algunos aspectos de la vida actual tomé conciencia a los golpes y comencé a entender que muchas de las conductas que tenemos en la posmodernidad nos están destruyendo. En términos políticos podemos asegurar que somos nuestros propios predadores. Lupus homini lupus.

Así que ya no me da lo mismo. También hay algo más utópico y romántico, que es la idea de que quizás mis hijos puedan crecer en un ambiente que les genera mayor conciencia y si somos muchos a lo mejor algún cambio sustantivo puedan provocar las generaciones futuras.

Y entonces algunos comportamientos estoy cambiando dentro de mi metro cuadrado de espacio personal. Me fijo mucho más en el origen de los alimentos, y cada vez que puedo elegir les sirvo a mis hijos comida preparada en casa antes que productos industriales. Sin ningún fundamentalismo, vuelvo a insistir en que para mí lo más importante es que mis hijos crezcan formando parte del mundo en que vivimos.

2014-06-22 17.07.23Vivo en una ciudad que está sentando las bases para la separación de la basura en origen con relativamente poco esfuerzo de parte de las familias, así que en nuestro caso la separación de residuos es sólo un cambio cultural. Sabido esto, la realidad es que no nos costaba demasiado adoptar el hábito y eso hicimos.

 

He de confesar que esta nueva práctica nos hace muy felices a todos. Nos sentimos un poco más responsables por nuestro entorno y eso nos hace bien.

Además, algo a lo que me llevó esto es a tomar conciencia de la composición de la basura que generamos. Si pudiera dar un consejo relacionado con este tema, propondría este ejercicio: durante una semana revisar qué cosas hay en nuestras bolsas de residuos. Es aplastante. Es deprimente. Es tristísimo.

Por ejemplo, me sentí muy mal cuando vi que al fin del día estamos liberando al planeta una cantidad insoportable de pañales sucios (mis dos nenitos están en edad de pañales, así que el volumen de todo esto es abrumador).

Además, me puse a investigar y supe que los pañales están hechos con una gran cantidad de productos químicos que aseguran que sean impermeables y absorbentes, pero que a largo plazo son potencialmente dañinos por el contacto permanente con la piel del bebé. Tres años de pañal claramente son largo plazo, así que lo que encontré me preocupó. Acá pueden leer una de las cosas que más me impactó. También pasó que una mamá de la tribu contó que está usando pañales ecológicos y sólo tenía comentarios favorables.

Así es que en todo este camino que vengo recorriendo tuve una revelación: con Alvarito estamos cerca de la despañalización así que no vale la pena ningún cambio, pero con G podemos generar un cambio desde adentro.

He tomado la decisión de adoptar los pañales ecológicos. No más pañales descartables. Ya investigué, ya elegí marca, y ya compré. Estoy esperando ansiosamente que lleguen para empezar a probarlos.

Ya les contaré.

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