Una de las preguntas más obvias que me hacen desde que soy mamá es «¿Y para cuándo la marca de zapatos para niños?». Mi respuesta es siempre la misma: «De momento no me siento capacitada».
Cuando hice el curso de diseño de calzado, nos explicaron todas las medidas que sí o sí hay que respetar para que el zapato cumpla su función sin romper los pies de nadie (distancias entre puntos, proporciones, etc.). Intuitivamente, siempre creí que esas medidas y proporciones no pueden ser las mismas en el caso de niños, y menos en bebés. Además, siento que debería estudiar Anatomía, Traumatología infantil, Psicomotricidad, entre otras. Las cosas se hacen bien, o no se hacen.
Y en los 10 meses que llevo «testeando» modelos en Alvarito confirmé que el calzado para niños es mucho más complejo, y es por eso que muy pocas marcas lo tienen bien resuelto.
Aunque estoy lejos de poder considerar que sé mínimamente algo sobre el tema, comparto algunos tips basados en la experiencia que vengo acumulando:
- «Si no te quiere, no te quiere». Esta regla, que aplica en todos los ámbito de la vida, es especialmente válida en calzado en general, y en niños ni hablar. Si no entra, si se sale, si no es cómodo, si el niño se desvive por sacárselo, no sirve. Por muy lindo, canchero, moderno que sea.
- «Al Don Pirulero». Las marcas de ropa, fabrican ropa. Las marcas de calzado de adultos, fabrican calzado de adultos. Las marcas de juguetes, fabrican juguetes. El calzado, especialmente el de niños, hay que comprarlo a los que saben.
- «No es lo mismo». Hay marcas (Timberland, Nike, Adidas, Bubble Gummers) que tienen muy bien resuelto el tema del fitting. NO da igual un talle más o menos. No soy experta (ni mucho menos), pero sospecho que no puede ser bueno para un bebé en plena etapa de formación ósea, andar usando calzado que no le quede bien a sus pies. Una idea brillante, que todas estas marcas tienen, es una plantilla removible (y/o el dibujo en la caja) que ayudan a decidir con el piecito del niño si estamos eligiendo el talle adecuado.
- «Tiempo al tiempo». Cada etapa tiene un modelo de calzado apropiado. Descubrí algunas reglas básicas, simplemente por observación:
- Antes de que el niño muestre interés en caminar, casi casi vale todo. No lo digo como especialista, simplemente como mamá. Cuando Alvarito estaba sentado en el cochecito o en el piso y no usaba los pies, me di el lujo de ponerle todo lo que le quedara bien solamente en talle. No me preocupaba por la suela, ni por la estructura, sólo por el material. Como era verano, lo que más usábamos eran unas zapatillas divinas, de género liviano y sin estructura que se venden por muy pocos $$ en todas las zapatillerías de barrio. También usaba unas de Bubble Gummers, que son pioneros en talles mínimos que nadie más fabrica (Alvarito, como sus papás, tiene pies minúsculos).
- En esta etapa, como en las 2 ó 3 siguientes, lo importante es el sistema de ajuste. Que me disculpe la célebre marca de alpargatas, pero mientras el pie de mi bebé siga siendo una empanada los únicos ajustes válidos son el velcro y los cordones. Va la explicación y un truco: todo lo que no sea estos dos sistemas, si es lo suficientemente grande como para que entre en el pie del baby, con seguridad se va a salir cada 2 nanosegundos; si es lo suficientemente ajustado como para que el piecito del niño lo retenga, seguro que no puede ser favorable la fuerza que hay que hacer para ponérselo. Truco: el cordoncito es mejor bien pero bien corto… que sólo alcance para dos nuditos. El moño es demasiado tentador para niños curiosos.
- Fundamental: cuando empiezan a querer dar los primeros pasos, prestar mucha atención al tipo de suela que le vaya quedando más cómoda en cada etapa. En el mercado está casi todo pensado: suelas antideslizantes (un diez), suelas semi-duras (son bárbaras)… Hay para todos los gustos.
Creo que lo más importante es la regla N° 1, que en definitiva implica nunca forzar nada. Deberíamos encarar así nuestras vidas, pero al menos en lo que se refiere a los pies de mi bebé trato de respetar la regla.
Cierro con una anécdota personal. Mientras estaba embarazada, en mis viajes compré una cantidad más que abrumadora de zapatos, zapatitos, zapatillas, sandalias, y demás. No pudimos usar casi ninguno (ni siquiera los que elegimos especialmente para el bautismo). He aquí la razón: nos guiábamos por la etiqueta que indicaba la edad. Nada más tonto de mi parte: cómo se me habrá ocurrido pensar que los niños tienen el mismo tamaño de pies en cada etapa…
Espero que sirva. Si alguien tiene algún tip más, plis compartan con los que estamos aprendiendo…