Apuntes de una rookie mom

Mamá de varones

All Hallows’ Eve

Por estos días en el kinder ya estoy recibiendo mi diploma de madre. Primero con el desayuno del Día de la Madre (¿se acuerdan?). Hoy toca Halloween.

Técnicamente me faltan varios eventos, pero esos ya tienen contenidos para Maestría y Doctorado. Paso a paso.

El viernes pasado me llegó una notita en el cuaderno de comunicaciones, avisando que como el 31 es Halloween los niños podrían ir disfrazados.

No me resultaba muy fácil pensar de qué puedo disfrazar a un niño de 13 meses, hasta que hablando del tema con mi hermana se me ocurrió esto:

Es un disfraz de esqueleto requete fácil: sobre el uniforme del colegio (con el buzo del lado del revés para tapar escudo, detalles, etc.) pegué las formas de los huesos, dibujadas por mí en papel blanco autoadhesivo. Costo total: $5 (las dos hojas que usé).

Lo más lindo es que me divertí mucho, y que recordé mi época de disfraces (en mi casa la mayoría los hacía mi mamá a mano, y no porque supiera coser, sino porque se las ingeniaba). Los de dama antigua de los actos patrios normalmente los alquilaba (con miriñaque y todo) pero los trajes que necesitaba para danzas los hacía ella (unos 10 por año, más otro tanto para mi hermana). Saquen la cuenta: ambas estudiamos danzas unos 15 años.

Ya se puede decir que soy una mamá Utilísima, no?

A todos los que queríamos saber qué significa este día, nos recomiendo la visita obligada a wikipedia.

¡Miren qué bonito!

Trick or treat

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Zapatero, a tus zapatos

Una de las preguntas más obvias que me hacen desde que soy mamá es «¿Y para cuándo la marca de zapatos para niños?». Mi respuesta es siempre la misma: «De momento no me siento capacitada».

Cuando hice el curso de diseño de calzado, nos explicaron todas las medidas que sí o sí hay que respetar para que el zapato cumpla su función sin romper los pies de nadie (distancias entre puntos, proporciones, etc.). Intuitivamente, siempre creí que esas medidas y proporciones no pueden ser las mismas en el caso de niños, y menos en bebés. Además, siento que debería estudiar Anatomía, Traumatología infantil, Psicomotricidad, entre otras. Las cosas se hacen bien, o no se hacen.

Y en los 10 meses que llevo «testeando» modelos en Alvarito confirmé que el calzado para niños es mucho más complejo, y es por eso que muy pocas marcas lo tienen bien resuelto.

Aunque estoy lejos de poder considerar que sé mínimamente algo sobre el tema, comparto algunos tips basados en la experiencia que vengo acumulando:

  1. «Si no te quiere, no te quiere». Esta regla, que aplica en todos los ámbito de la vida, es especialmente válida en calzado en general, y en niños ni hablar. Si no entra, si se sale, si no es cómodo, si el niño se desvive por sacárselo, no sirve. Por muy lindo, canchero, moderno que sea.
  2. «Al Don Pirulero». Las marcas de ropa, fabrican ropa. Las marcas de calzado de adultos, fabrican calzado de adultos. Las marcas de juguetes, fabrican juguetes. El calzado, especialmente el de niños, hay que comprarlo a los que saben.
  3. «No es lo mismo». Hay marcas (Timberland, Nike, Adidas, Bubble Gummers) que tienen muy bien resuelto el tema del fitting. NO da igual un talle más o menos. No soy experta (ni mucho menos), pero sospecho que no puede ser bueno para un bebé en plena etapa de formación ósea, andar usando calzado que no le quede bien a sus pies. Una idea brillante, que todas estas marcas tienen, es una plantilla removible (y/o el dibujo en la caja) que ayudan a decidir con el piecito del niño si estamos eligiendo el talle adecuado.
  4. «Tiempo al tiempo». Cada etapa tiene un modelo de calzado apropiado. Descubrí algunas reglas básicas, simplemente por observación:
  • Antes de que el niño muestre interés en caminar, casi casi vale todo. No lo digo como especialista, simplemente como mamá. Cuando Alvarito estaba sentado en el cochecito o en el piso y no usaba los pies, me di el lujo de ponerle todo lo que le quedara bien solamente en talle. No me preocupaba por la suela, ni por la estructura, sólo por el material. Como era verano, lo que más usábamos eran unas zapatillas divinas, de género liviano y sin estructura que se venden por muy pocos $$ en todas las zapatillerías de barrio. También usaba unas de Bubble Gummers, que son pioneros en talles mínimos que nadie más fabrica (Alvarito, como sus papás, tiene pies minúsculos).
  • En esta etapa, como en las 2 ó 3 siguientes, lo importante es el sistema de ajuste. Que me disculpe la célebre marca de alpargatas, pero mientras el pie de mi bebé siga siendo una empanada los únicos ajustes válidos son el velcro y los cordones. Va la explicación y un truco: todo lo que no sea estos dos sistemas, si es lo suficientemente grande como para que entre en el pie del baby, con seguridad se va a salir cada 2 nanosegundos; si es lo suficientemente ajustado como para que el piecito del niño lo retenga, seguro que no puede ser favorable la fuerza que hay que hacer para ponérselo. Truco: el cordoncito es mejor bien pero bien corto… que sólo alcance para dos nuditos. El moño es demasiado tentador para niños curiosos.
  • Fundamental: cuando empiezan a querer dar los primeros pasos, prestar mucha atención al tipo de suela que le vaya quedando más cómoda en cada etapa. En el mercado está casi todo pensado: suelas antideslizantes (un diez), suelas semi-duras (son bárbaras)… Hay para todos los gustos.

Creo que lo más importante es la regla N° 1, que en definitiva implica nunca forzar nada. Deberíamos encarar así nuestras vidas, pero al menos en lo que se refiere a los pies de mi bebé trato de respetar la regla.

Cierro con una anécdota personal. Mientras estaba embarazada, en mis viajes compré una cantidad más que abrumadora de zapatos, zapatitos, zapatillas, sandalias, y demás. No pudimos usar casi ninguno (ni siquiera los que elegimos especialmente para el bautismo). He aquí la razón: nos guiábamos por la etiqueta que indicaba la edad. Nada más tonto de mi parte: cómo se me habrá ocurrido pensar que los niños tienen el mismo tamaño de pies en cada etapa…

Espero que sirva. Si alguien tiene algún tip más, plis compartan con los que estamos aprendiendo…

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El viajar es un placer

Ya les había contado que hace unas semanas estuvimos de vacaciones. Fueron 15 días donde pudimos disfrutar a pleno, en familia. Quizás pudieron ir viendo las anécdotas de @drmorgante, @BebeMorganteRB, y las mías (menos porque me quedé sin servicio a la mitad del viaje porque me olvidé de dejar la factura paga).

Antes de irme, mientras organizaba el viaje varios amigos que habían vivido la experiencia de viajar con sus babies me habían dado tus tips y consejos, y la mayoría fueron tan útiles que para seguir con la cadena voy a compartir mi experiencia.

  • Uno de los consejos más útiles que me habían dado, y que por suerte tomé, fue contratar departamentos en lugar de hoteles. Una de las principales ventajas es la comida que se le da al bebé todos los días. Quince días es mucho tiempo para un bebé, así que pensar especialmente en comidas hechas por mamá y papá en un ambiente familiar es sin dudas insuperable. Otra de las razones es que se duerme antes que sus papis, así que el hecho de tener ambientes separados suma para que todos puedan disfrutar el viaje.
  • Otro consejo útil fue no recargar las valijas con cosas que se puedan conseguir en todos lados. Todos sabemos que las principales marcas de cosas para bebés (pañales, etc.) operan en prácticamente todo el mundo, así que más o menos los pañales son iguales en todos lados. Lo mejor es llevarse para el viaje en avión y los primeros 3 ó 4 días.
  • Algo que SI hay que llevar es todo lo que sea de compra en farmacias (vitaminas, suplemento de hierro, productos para paspaduras). Es muy difícil saber cuáles son los equivalentes, especialmente si en el medio hay que lidiar con el idioma alemán, checo, húngaro y eslovaco. Esto no fue un consejo: fui yo que estúpidamente me olvidé de la pasta al agua que vengo usando, y no sabía de qué disfrazarme para conseguir algo que sirviera. Ah, también me olvidé el alicate del baby! Parece mentira, pero pavadas de estas pueden complicar un rato.
  • Una lonita de juegos que no ocupe mucho espacio es de especial ayuda cuando los traslados son largos. Lo mismo con los juguetes: si hay alguno que sea de especial preferencia, llevarlo ayuda mucho para momentos de ansiedad del bebé (que los hay).
  • Nosotros optamos por llevarle sus platitos, vasos y cubiertos. Ya conté varias veces que tenemos algunas etapas difíciles, así que preferimos no innovar.
  • Tema baberos: super importante (al menos para mí, porque Alvarito es amante del yogurt y se enchastra un montón). Hay unos baberos descartables que se venden en los super y en Farmacity. Están muy buenos, pero el adhesivo es pésimo así que hay que prever algún brochecito. La alternativa es uno que sea lavable, pero es más incómodo.

Quizás el tema más importante, que merece un párrafo aparte, es el de la movilidad. Mucho se dice sobre el tipo de cochecito más cómodo para viajar. Alvarito tenía al momento de nuestro viaje, 8 meses, por lo que en mi opinión era muy chiquito para paragüitas. Son elecciones personales (o en todo caso, familiares). Estoy absolutamente convencida de que el mejor cochecito para viajar es el mismo que el bebé ya viene usando. Por lo tanto, desde mi punto de vista, si hubiéramos querido cambiarle el cochecito a Alvarito deberíamos haberlo hecho con algún tiempito de anticipación. Pero, de nuevo, a mí me parece muy chiquito para paragüitas, así que dejé pasar. Es cierto que nuestro modelo de stroller cae especialmente antipático en los aeropuertos cuando uno pide despachar en la puerta de embarque, pero la realidad es que finalmente lo logramos en todas las oportunidades. En los trenes es un incordio total, concedido. Pero para andar por las ciudades nos resultó genial. Lo mejor de todo: el cubrepiés desmontable, de polar. Lo recomiendo 100%, porque pasamos tantos cambios de clima que nos salvó de un montón de situaciones complejas.

Otro consejo es que hay que prever varias opciones de movilidad, porque no se puede abusar de la buena fe del niñato: por mucho que le guste pasear y andar de acá para allá, necesita cambiar de situación. Difícilmente se vaya a bancar 15 días adentro del carrito, así que acá son de suma utilidad los marsupios o portabebés. Acá, de nuevo, Alvarito ya estaba acostumbrado porque acá también lo usamos. Ojo, que hay que tener muy en cuenta las recomendaciones de uso, para evitar problemitas en la cadera. Sobre este tema, yo me guío por la info que conseguí acá.

Lo mejor: dedicarle ratos de esparcimiento fuera del cochecito. Disfrutar con él, tenerlo en brazos, dejarlo moverse por el piso, sentarlo en las mesas. Toda vez que se pueda, olvidarse de las formas y dejarlo ser.

Espero que sirva. Nosotros, cada vez que percibíamos las ventajas de alguna decisión adoptada por consejo de nuestros amigos, nos sentimos super agradecidos. Así que si tienen más consejos para agregar, ¡bienvenidos sean!

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