El sábado en la clase de natación de Gerva empezó una beba de 9 meses. Cuando la vi con la mamá en el vestuario un poco me daba cosa, porque la chica le decía cosas como «ahora no te pondrás a llorar, no?». Son las típicas cosas que me hacen mucho daño, así que preferí mirar para otro lado, pero cuando salí al natatorio entendí todo. Esos papás se habían traído toda una comitiva de parientes encabezada por dos videofilmadoras.
«Easy, tiger», pensaba yo. Pero bueno, será que Alvarito tan bien supo llamarme al orden las veces que quise exhibirlo como trofeo, que reconozco a la legua el narcicismo materno.
Tan mala suerte tuvieron que la pobre chiquita no quiso saber nada con el agua, y lloraba desesperadamente para salir. Ni hablar del escándalo que armaba cuando de prepo le metían la cabeza abajo del agua. Muchas veces.
Me partió el corazón escuchar lo que le decían, pobre gordita: «Shhhh, cómo vas a llorar así…» o «Mirá cómo nadan todos los demás nenes» o «Che, tranquilizate, no es tan grave». Laura Gutman los hubiera mandado a matar sin piedad. Para colmo, aún con el encule y la angustia que tenía esa criatura, con el corazón roto por tanto sufrimiento, lo mismo la hacían posar para las cámaras.
Cuando terminó la clase, madre e hija se fueron ofuscadas al vestuario, y para colmo la mamá no tuvo mejor idea que «depositarla» en una especie de corralito que había en el vestuario. Así, todavía mojada, para poder cambiarse ella.
Al rato me di cuenta que tenía una crisis de angustia. Tuve que hacer ejercicios y tratar de salir adelante lo mejor posible porque lo tenía a G empapado y nos teníamos que ir a buscar a Alvarito al club.
Retaste a tu beba de 9 meses. Por no querer meterse al agua. En su primera vez. En un ambiente intimidante. No le ofreciste contención y consuelo. La dejaste sola.
No entiendo nada. Hoy sigo angustiada. Tengo ganas de sacar a mis nenes de todas las actividades y nunca más pretender que hagan ninguna de todas las cosas que forman parte de su abultada agenda.
Tengo ganas de salir corriendo a pedirles perdón.
Ufff como q puedo ver la escena en el relato. Me da pánico mirarme en ese espejo porque sé que el narcisismo materno nos hace espantosas a las madres. Sabes q mi hija es muy tímida y yo no sé muy bien como manejarme con ese lado. Muchas veces creo que le he dicho cosas por las cuales también Laura gutman me hubiera lapidado….
Alvarito tuvo la «suerte» de emanciparse de mi mirada dejándome muy claro desde chiquito que sólo iba a hacer las cosas que le interesan. Tengo re claro que yo había intentado por todos los medios ser la número uno del mundo en narcisismo materno. Ahora cuando lo reconozco en mi entorno tengo literalmente episodios de angustia.
no puedo con estas cosas! yo voy a nadar con mi peque desde que tenía 6 meses, si llora no hago los ejercicios, si llora no le meto la cabeza bajo el agua y si llora mucho, me voy fuera porque la natación tiene que ser algo lúdico, divertido para hacer en familia pero no para llorar. cuando vienen bebes nuevos y los padres los dejan llorar, llorar y llorar me pongo muy nerviosa!
Todavía estoy angustiada. Con mi nene de 3 años empezamos recién este año porque antes él nunca había querido, imaginate lo que pienso al respecto. ¡Con el pequeño estamos yendo sólo porque a él le encanta!