Apuntes de una rookie mom

Mamá de varones

El que calla no siempre otorga

en 30 de junio de 2014

Sólo por hoy elijo el silencio. Hasta que decida qué hacer. En verdad, hasta que decida si es que voy a hacer algo.

Hace un poco más de un año, transitando alguna semana entre la 11 y la 14 de mi embarazo, fui maltratada, insultada y humillada por un señor «profesional» de la salud en un centro de supuesto renombre.

Algunos días más tarde cuando fui a buscar el resultado alguien había decidido equivocarse y diagnosticarle anencefalia a mi bebé.

Y cuando gracias al equipo profesional de excelencia que me atendió en mis dos embarazos, y gracias a todos los recursos que se volcaron a tratar de superar el estado de emergencia pudimos salir del «error», compartí en este espacio con dolor en el alma, lágrimas de cocodrilo en los ojos y tormento en el corazón la tragedia que había atravesado.

En este espacio. Que es mío. Que es para mí. Que está a mi servicio. Aunque si algo de lo que cuento puede servir para mejorar la vida de otras mujeres, mamás o en pos de serlo, de algo habrá servido. Es un efecto colateral.

Amo esta expresión. Efecto colateral. Sin connotaciones legales. Sin connotaciones médicas. Sin connotaciones.

Efectos colaterales son los pensamientos de los primeros cinco minutos de los últimos 409 días que pasaron desde que gracias a Dios se aclaró el malentendido y ya no tuve que interrumpir mi embarazo. Efectos colaterales son los pensamientos negros que me azotan incansablemente por no poder predecir cuánto de todo eso habrá absorbido y/o seguirá absorbiendo mi pequeño G desde que hace 411 días un embarazo debía ser interrumpido. Efectos colaterales son las veces que me pregunto cuánto de todo esto tendrá que ver con las pequeñas intervenciones a las que hubo que someterlo o la alergia que debimos superar.

Sólo Dios sabe. Hoy elijo el silencio porque me mandaron una carta documento para que calle. Porque no tengo ganas de hablar. Porque no tengo ganas de pelear una pelea más fuerte que la vida misma de mis hijos. Porque no estoy muy segura de a dónde quiero ir.

Hoy elijo callar porque así me lo exigen. Ojalá esa hoja de papel que me entregaron aquel día no hubiera dicho tantas cosas. Ojalá ese papel no hubiera hablado de lo triste que es no poder disfrutar la profesión. No poder ejercerla apasionadamente. No poder entregarse con alma y vida. Los que tenemos ese privilegio conocemos la diferencia.

Ojalá fuera más lucrativo todo eso que la hoja de papel del informe y la hoja de papel de la carta documento. Papel – papel. Nadie gana. A menos que todo el esfuerzo que tuvieron que hacer para averiguar quién soy y en dónde vivo, buscar un abogado y preparar una estrategia legal hayan servido para que este muchacho haya escuchado al menos una pequeña vocecita de alerta. A menos que le haya servido para reflexionar sobre el trato que reciben los pedacitos de vida que visitan su consultorio diariamente. Si se va a empezar a cuidar de maltratar gente porque sí. Si va a intentar, aunque más no sea por miedo, ejercer su profesión de manera más digna.

El que calla no siempre otorga. Hoy me callo. Quizás me equivoque pero no me sale otra cosa. Por primera vez en mi vida me siento cobarde y este es el fango al que llegué.

Hoy me callo. Pero a mí me queda una vida. Unas vidas. La mía. Las de cada uno de los integrantes de esta familia hermosa que estoy formando. Las de cada uno de mis hijitos. A mí me queda la vida.

La Paz sea contigo.

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4 respuesta a «El que calla no siempre otorga»

  1. drmorgante dice:

    Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
    y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
    Parece que los ojos se te hubieran volado
    y parece que un beso te cerrara la boca.

    Como todas las cosas están llenas de mi alma
    emerges de las cosas, llena del alma mía.
    Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
    y te pareces a la palabra melancolía.

    Me gustas cuando callas y estás como distante.
    Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
    Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
    déjame que me calle con el silencio tuyo.

    Déjame que te hable también con tu silencio
    claro como una lámpara, simple como un anillo.
    Eres como la noche, callada y constelada.
    Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

    Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
    Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
    Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
    Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

    Pablo Neruda

  2. Paola dice:

    ¿Qué opino?. Opino que sos muy valiente y ellos son todos muy cobardes. Opino que tenes un don, una facilidad, llamálo como quieras, para comunicar y que por más que te obliguen a callar y por más que hoy decidas callar, estoy segura de que tus palabras ayudaron a más de una mujer.
    Justo hoy en una conversación me preguntaban hacía cuántos años venía transmitiendo este mensaje. Y uf! son muchos, pero estoy tan convencida que cada cara sorprendida de una mamá en una charla al escuchar lo que les cuento y cada consulta con previa anotación de los papás (porque los papás anotan siempre) me confirman que estoy en el camino correcto. Porque el saber que una amiga parió a su bebé por cesárea la semana pasada y la dejaron 10 horas sola en un quirófano con su bebé mientras su marido desesperaba por no saber nada de ellos me indigna y me lo vuelve a confirmar. Claro también era un centro de supuesto renombre y cuando la visité y la neonatóloga revisaba al bebé y yo decía en voz bien alta lo vergonzoso e indignante que me parecía todo no pudo nunca levantar la cabeza y mirarme. Estoy en el camino correcto y vos también lo estás. Y callar hoy es el camino correcto para vos y para que puedas disfrutar de la vida en familia. No otorgas y a mi me queda más que claro, sólo nos vamos pasando la posta para seguir iluminando tanta innecesaria oscuridad.

    • Rookie Mom dice:

      Tus palabras valen mucho, Pao. Toda la intimidación de la que estoy siendo víctima tiene sentido en la medida en que los que luchamos por que se hagan mejor las cosas podamos apoyarnos entre nosotros.
      No puedo dar nombres, pero sí puedo transmitir el mensaje de que hay que cuidarse a una misma y hay que hacerse respetar.
      Lo embarazadas no nos hace menos personas. Lo mamás no tiene por qué dejarnos tanto más expuestas al maltrato. Empoderarnos entre nosotras es lo que nos queda.
      Gracias a Dios puedo decir que en mis dos embarazos casi todos los profesionales con que me preparé me dieron no sólo consejo y atención, sino amor y contención.
      Vos sos desde el comienzo la clave de mis lactancias placenteras, felices y prolongadas, y tengo hacia vos una gratitud enorme.
      Esa es la diferencia que quiero marcar.
      Besote!

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