Hace unos días a una de las mamás del jardín, esa que no falta en ningún grupo porque es la que se ocupa de armar la lista de mails, el grupo de WA, y todas esas cosas que cuando las hacen me hacen preguntarme por qué no se me ocurrió a mí, tuvo la genial idea de que nos juntemos a comer las mamás.
No sé si será por el efecto Dolores Fonzi, pero en una sola ronda de chat ya teníamos fecha y lugar, con confirmaciones de 10 de las 14 mamás. Nada mal, no?
La cuestión es que no me había planteado demasiado qué esperaba encontrar. A la mayoría las había visto en la reunión del padres de febrero y me habían caído bien, pero como nunca (o casi nunca) tengo oportunidad de aparecer por el cole, la vida en este plano es lo que sucede en WA.
La cuestión es que allá fui. Primero me recibí de superpoderosa ocupándome yo solita del auto que se me quedó parado en mitad de la avenida (bendiciones por usar el auto y dejarlo sin combustible suficiente para salir del garaje de casa y llegar al próximo punto). Así que llegué media hora tarde.
Punto en contra. No me sé comportar muy bien cuando llego tarde, así que en estas circunstancias, pocas, termino siempre acaparando una atención no deseada. En este caso porque no sólo fui la última en llegar sino que quedé en la cabecera de la mesa. Superado el shock inicial, esto después iba a ser lo que me llevaría a sacar estas conclusiones: estaba frente a las mamás de los nenes que iban a formar parte de la vida de mi primogénito de ahora en más.
De golpe ahí estaba, sentada frente a la panorámica de la vida de mi hijo, y un frío me recorrió la espalda.
¿Sabrá elegir? ¿Se potenciarán? ¿En lo bueno? ¿En lo malo? ¿Cuáles serán buenas compañías? ¿Y malas? ¿Quién será el líder, la bella, la bestia, el ñoño, la ñoña? ¿Se bulearán? ¿Será un grupo lindo, o serán uno de esos grupos que las maestras detestan?
¿Kikaki, Concón y Alvor seguirán siendo siempre tan buenos amigos? ¿Perdonarán una vez más a Quicán? ¿Quién conquistará finalmente el corazón de Guibetá? ¿Y el de Ammar?
Sentí una enorme simpatía por esas mujeres tan iguales a mí. Tan distintas, y tan iguales. Tan con ganas todas de que nuestros hijos sean buenas personas.
La charla transcurrió entre pediatras, viajes, culpas, maridos, profesiones, maestras, cumpleaños, y anécdotas. Lo pasé bien. Me alegro de haber ido sin ideas preconcebidas porque fui relajada. Una vez alguien en este mismo espacio me dijo que estas son las que con el tiempo terminan siendo las grandes aliadas.
Que así sea.
Aaaaaagh! Que adrenalina pensar esa cabecera y esa panoramica de esa manera. Tan iguales y tan distintas. Eso hay que tenerlo presente y de ahi avanzar. Esta bueno poder conectarse, como se pueda, pero conectar con el otro, que en definitiva, alguna podria llegar a ser consuegra…jajajjaa 😛
BESOS!
La boca se te haga a un lado. Mis hijos no me van a hacer ese tipo de maldades.
Me hiciste acordar el día que te conocí en persona, sos una persona hermosa Lü, como no agradar ♥
Te quiero!
❤