Mis hábitos alimenticios son patéticos. Soy desordenada, como poco y mal, incorporo poca variedad y no me fijo en la procedencia de los alimentos. Soy el típico exponente de clase media laburante de las grandes ciudades. Y no me tomo (ni me tomaré) la molestia de entrar en ninguna de estas movidas new age o naturistas que tan de moda están. No porque no esté de acuerdo, sino porque en temas de alimentación soy básicamente vaga y dedico poco tiempo al tema. Esto lo pagué caro muchas veces en mi vida, y me sigue pasando.
Durante el segundo embarazo sufrí la falsa diabetes gestacional, que aunque en dos días ya estaba descartada igualmente eliminé la ingesta de dulces y mantuve una ingesta de hidratos de carbono muy reducida y controlada. ¡Honestamente me costó muchísimo!
Nunca pienso tanto en lo que como, así que estar todo el tiempo pendiente de qué, cómo, cuándo y dónde comer me estresa sobremanera. El nacimiento del pequeño G fue un alivio en ese sentido. Enseguida volví a tener una relación mucho más espontánea con la comida, hasta que detecté que el pobrecito sufre mucho cuando yo como lácteos. Le dan muchos gases y dolor de panza. En cuanto me di cuenta, suprimí los lácteos y ese mismo día ya no tuvo más molestias, así que claramente había encontrando el origen del problema. Pero para mí es una pésima noticia: otra vez me obligan las circunstancias a ocuparme de mi alimentación, suprimiendo cosas que son la base de mi dieta. Y ahora con implicancias mayores: la lactancia sin ingesta de calcio puede llegar a causar estragos en mi cuerpo, así que mejor que me ocupe del tema. Consulté por ahí, y me dieron miles de datos, tips y recetas. Okay, re buenos, pero esto me obliga a ir especialmente a comprar alimentos que hasta hoy no formaban parte de mi vida, prepararlos de determinadas maneras y comerlos según la indicación. En fin, yo no soy constante en estos temas, así que veremos cuánto me dura.
Por estos días ya tengo visita al alergista especialista en APLV, ya que de tanto consultar por ahí llegué a la conclusión de que hay una alta probabilidad de que eso sea lo que le está pasando a mi bebito. Habrá que confirmar o descartar. Confirmar sería un desastre, descartar también porque habría que seguir buscando qué es lo que como cada tanto que le causa estragos en 3 micro segundos después de tomar la teta.
Y también está toda la movida de la alimentación de los niños. Desde que Alvarito dejó a los 6 meses la LME y comenzamos a incorporar otros alimentos a su dieta, nos propusimos intentar que comiera básicamente cualquier cosa. Que pueda adaptarse, en principio, a cualquier mesa sin problema. Nosotros compramos la comida en el supermercado, y tenemos poco tiempo, así que pensar en un rally naturista para preparar alimentos que ni sé qué son no cabía en mi forma de relacionarme con la comida. Sé que el tema de pesticidas, agroquímicos, conservantes y no sé qué otras cosas más es muy serio, pero por otro lado siento que este es el mundo en que vivimos. Por alguna razón siento que si no acostumbro a mis hijos a comer la comida que come todo el mundo van a tener problemas de adaptación el día de mañana. Veo niños (y adultos) con mil vueltas cuando se los invita a comer, y recuerdo que yo misma fui ininvitable durante muchos años. Y no quisiera eso para mis niños.
De alguna manera la historia de la humanidad se fue desenvolviendo entre crisis de alimentos marcadas por la lucha del hombre por su supervivencia, y no quiero perder de vista que el hecho de que siempre sobrevive el más apto. En el sentido más literal, pero también en sentido más amplio. Creo que lo mejor que puedo hacer por mis niños es levantarles barreras, no imponerles restricciones, aunque en temas alimenticios no estoy muy segura de cuál sea el equilibrio. Da para mucho.
El otro problema que tengo es que Alvarito no come bien. Yo venía en una actitud muy relajada, en el sentido de que me propuse que de ninguna manera en mi casa va a haber peleas por la comida. Así que básicamente me decía a mí misma que si no quiere comer que no coma. Que cuando necesite va a comer. Pero el tema es que se agarró uno o dos alimentos fetiche y de ahí no lo saqué más desde que nació su hermanito (que infelizmente coincidió también con que la nanny se fue de vacaciones). Pero en el control con el pediatra de hace 10 días quedamos en observación por el problema del bajo peso. Nos fuimos unos días de vacaciones, que sirvieron para que Alvarito consumiera tantas energías que comenzó a comer muy bien.
Así que ahora de regreso estoy intentando mantener algo de ese ritmo, pero necesariamente esto requiere un despliegue de creatividad nunca visto. Colores, formas, lugares, programas. Todo sea por la próxima audiencia con el pediatra. Consulta, perdón.
Me encantó tu post y me parece un tema súper interesante el que planteas. Particularmente me gustó lo de «levantarles barreras en vez de imponer restricciones».
No hay nada que me caiga peor que los chicos/adultos quisquillosos a la hora de comer: me cae mal. Yo creo que por decreto deberíamos tener un no máximo de dos alimentos de los cuales poder decir NO ME GUSTA con impunidad y listo.
Con respecto a los lácteos, hace un tiempo, 8 meses más o menos, cuando el menor de los míos comenzó a comer el pediatra me hizo un fuerte planteo, que ya había esbozados más sutilmente cuando la mayor comenzó a comer, Puntualmente me dijo que había una nueva corriente en medicina/nutrición/pediatría que le decía NO A LOS LÁCTEOS. Lo que me decía es que las proteínas de la leche de vaca siguen siendo muy difíciles de procesar para el ser humano a pesar de que hace muchos años ya que las ingerimos; que los mamíferos cuando hacen el destete no vuelven a consumir leche, que darle a cualquier animal leche de vaca está muy desaconsejado y que con el ser humano pasa más o menos lo mismo. Fue una charla muy larga en la que todo me cerraba, el planteo sonaba lógico. Igual me quedé helada porque la leche tiene muy buena prensa como alimento sano, la mejor fuente de calcio y porque no me podía imagina qué les puedo dar de desayuno a mis hijos que no contenga leche. El pediatra me dijo que lo de la leche como «alimento sano» es un concepto que lleva unos 60 años y que es eso nada más, que no es la mejor fuente de calcio y que lamentablemente es un alimento OMNIPRESENTE, todo se hace con leche!!!!
Me dijo igual que no me vuelva loca, pero que intente cambiar los lácteos donde se pueda, por ejemplo en vez de un yogurt de postre una fruta o una gelatina; en vez de una chocolatada de desayuno una compota, o tostadas con miel, etc.
Con respecto a la ingesta de calcio para los chicos lo que me recomendó es darles carnes con hueso para que roan los mismos, que ahí hay mucho calcio y me mencionó otros alimentos que ahora no recuerdo.
Salí de la consulta y la llamé a mi mamá que por su especialidad (endocrinóloga especialista en diabetes) asiste a muchos congresos de nutrición, así mismo ella es intolerante a la lactosa y me confirmó que existe esa corriente del NO A LOS LÁCTEOS. Igual me dijo que no me vuelva loca. Yo también quiero que mis hijos estén bien adaptados al mundo y eso implica poder tomar leche, pero cuando el pediatra me decía que en los países que no ingieren leche de vaca hay menos incidencia y alzheimer y otras enfermedades me quedé pensando.
Hoy en día les doy lácteos a los chicos, creo que si no los comen nunca el día que salgan al mundo exterior y los ingieran les van a caer realmente mal, pero no caigo en yogures o postrecitos prefiriendo en cambio las frutas.
En fin… me re extendí, pero quería saber si a alguien más le había surgido este tema con los lácteos y cómo lo procesan en el día a día.
Besos
Hola, Pau. Es cierto que yo me siento mucho mejor desde que no consumo lácteos, pero es una vida tan restrictiva y es todo tan complicado que no sé si vale la pena. No sé, tengo sentimientos encontrados.
Por ahora tengo que acudir a una lista de alimentos seguros, y atenerme exclusivamente a los productos (con marcas y todo) que figuran en ella. No es una vida muy práctica para sostener en el largo plazo…
Ya veremos cómo sigue todo esto.
Besote!
Me encanto Lu. Yo nunca fui de cuidarme mucho ni darle demasiada bola a la comida. El embarazo y mi panico a engordar 6000 kilos hicieron que comiera mas balanceado y prolijo, sin necesariamente cuidarme y con el nacimiento de #EBM se mantiene la cuestion pero sin exagerar. Lo mas importsante me parece que es el tema que los chicos coman de todo porque despues es un quilombo para uno y para ellos que se vuelven ininvitables como vos decis y una tiene que andar con tapers de comuda «especial» para el niñito. Ademas, si hay algo que NO TOLERO es hacer cocina a la carta porque cada uno come algo diferente!
Que tema el del gasto de energia eh!?! Nannyyyyyy!! Come back!!!
Me alegro que G este mejor!
Beso!
Nanny come back es el mantra que me repito cada noche a ver si en una de esas tengo suerte y se cumple.
Lo del tupper es tremendo, lo veo un montón y me resulta pésimo (salvo problemas de salud, obvio).
Besote, Flor!