Una de las cosas que tengo clarísimas, y que además compartimos con el Doc, es que nunca vamos a dejar a nuestros hijos para irnos de viaje.
Nos encanta viajar, desde que estamos juntos hacemos el esfuerzo para poder ir cada año a conocer lugares nuevos, y preferimos privarnos de otras cosas pero no de esto.
Cuando quedé embarazada, en lo primero que pensé es en eso que te dicen todos, casi como con sed de venganza: «aprovechá a viajar ahora porque después se corta». Lo hablamos con el Doc, y los dos nos dimos cuenta de que teníamos vocación de seguir viajando, pero en familia. No nos gusta para nada eso de viajar nosotros y dejar niños al cuidado de otro.
Así que en mis embarazos igualmente viajamos mucho, y ya con Alvarito entre nosotros hicimos varias travesías. Y disfrutamos un montón. Como nuestra vida en BA implica que entre semana no pasemos con él los días, la verdad que un par de semanas los tres juntos siempre fueron muy hermosas para fortalecer el vínculo sólido que construimos entre todos.
Pero cuando dije que no iba a dejar a mis hijos para irme de viaje había una contingencia que no preví: viajar por trabajo. Mi trabajo en general no implica la necesidad de viajar, fueron pocas las veces que tuve que hacerlo, pero acá estoy. Estos días, a pesar de los esfuerzos que hicimos en mi oficina para eludir este viaje, no quedó más opción y tuve que pasar dos noches fuera de casa.
Nada grave, la verdad, pero en cuanto me dieron el pasaje me di cuenta: era la primera vez que iba a pasar una noche sin Alvarito. Y fueron dos (perdón, sin contar las que estuve internada por la apendicitis, claro está).
Hoy ya vuelvo, y como me quedó tiempo libre estoy planeando el tour de compras para todos los regalos que le quiero llevar. Soy un cliché caminando.
Ah, y mientras escribo me doy cuenta de otra cosa: dentro de algunas semanas también voy a pasar unas noches fuera de casa, cuando nazca el retoño, y me voy a ver obligada a dejar a Alvarito. Y no me gusta para nada la idea. Sé que no es el único niño del mundo en pasar una noches sin su mamá por la llegada de su hermano, pero aun así no logro aceptarlo.
Quiero que se quede con nosotros en el sanatorio. Acabo de tener esta revelación y voy a organizar todo. Este viaje también tenemos que hacerlo todos juntos en familia.
Reflexión de mamá de hijos ya grandes: una y mil veces se presentan en la vida circunstancia distintas a las imaginadas. Por eso aconsejo no tomarse muy categóricamente los principios, de lo contrario la adaptación a las circunstancias puede resultar más dura. Uno propone pero Dios dispone, decía mi abuela. Lo único categórico, es el amor por los hijos, que es tan potente cuando estamos juntos como a la distancia. Durante la adolescencia por ejemplo, pueden aparentar estar cerca y en realidad estar lejos, o sentirlos lejos y en realidad estar más cerca que nunca. Es muy misterioso el vínculo materno-filial…
Lü, me conmueve mucho lo que se lee entrelineas sobre tu sentimiento sobre el parto inminente y la circunstancial «separación» de Alvarito. Olvídate…sea como sea cómo lo organicen, ya los cuatro estarán juntos, for ever. Mucha felicidad!!
Ale, lo que decís es muy cierto. Ya desde el momento en que nacen te das cuenta de que la mayoría de los preconceptos y decisiones tomadas de antemano cambian, cambian los contextos y cambian las reglas. Porque no son el muñequito que pensaste que ibas a tener. Son pequeños seres con emociones, necesidades e intereses propios.
Y sí, tengo que trabajar un poco de acá al nacimiento cómo enfrentar la «separación».
¡Gracias por compartir!
Besote.
Claro que sí, yo espero acostumbrar a la bebé desde pequeña a viajar y que podamos llevarnosla a conocer mundo!!
No hay nada más lindo que viajar con los niños, y verlos descubrir lugares y cosas nuevas.
Besote!
Ayy Lu, que lindo que va a ser ese abrazo de reencuentro hoy. Yo te cuento que mañana tengo el cumple de una amiga a la noche y lo vamos a dejar con la abuela hasta que volvamos. Veremos como resulta, lo hice solo una vez en estos diez meses para un casamiento y funcionó porque en esa época yo lo dormía con la teta y hasta las 5 no se despertaba de su cuna. Ahora que duerme en la cama conmigo tengo miedo que se complique un poco… en fin, a lo sumo nos volvemos cuando la situación lo amerite.
Quedate tranqui que lo más probable es que se quede pancho. Tienen una capacidad de adaptación infinita y saben muy bien cómo viene la mano. Él ya sabe que no es que todo el tiempo te lo estás sacando de encima…