El otro día en la clase de gimnasia, una chica en semana 36, visiblemente angustiada, comentó: «la verdad, estoy super arrepentida de la cantidad de errores que cometí».
Se trata de su primer embarazo. Claramente necesitaba unas palabras reparadoras, pero no me salió ninguna que no sonara soberbia o «superiorizante», así que me llamé a silencio. Dijo que en cuanto viera a su ¿prima, amiga, vecina? pensaba armarle la lista con todas las cosas que hizo mal, para que no le pasara lo mismo.
Yo hubiera querido decirle que, en mi opinión, nunca se aprende a estar embarazada, a ser mamá (o papá), y que finalmente esos «errores» son lo que forman parte de eso que se llama camino de la vida.
Que todos los supuestos gurúes, caseros, improvisados o profesionales, no son más que personas con muy alta autoestima (demasiado) y un tremendo complejo de superioridad.
Que cada embarazo es único. Que cada vida es única.
Cuando hace algunas semanas el Evatest dio positivo, ahí, enseguida, cuando fui a guardarlo junto al de Álvaro, me di cuenta de algo: el juego de las diferencias acababa de empezar.
Ambos tests eran diferentes: la misma marca tenía una versión más moderna, con tapita y sin tacho. Más «guardable».
Las primeras semanas me confortaba sentir que el tránsito del embarazo no era algo nuevo para mí, que ya había hecho ese camino, por lo que iba a poder sentirme más segura y confiada. Siempre me resultó incómoda la sensación de «novatez». De hecho, de ahí viene lo de «rookie». Así que esta falsa confianza me dio paz por unos días.
Pero no. Pronto descubrí la gran mentira que me había vendido a mí misma.
No sé nada de embarazos, partos y lactancia. No sé nada de bebés recién nacidos, puerperios, recuperaciones ni cuidados del neonato. Nunca estuve embarazada de este bebé, así que todo es nuevo.
Lo único que intento aprender desde enero de 2011 es cómo ser la mejor mamá posible para Alvarito.
Cuando al 6to mes de embarazo comencé el curso de preparto, no me imaginé que nunca iba a recibir un diploma. Todo lo que había aprendido en ese momento, sólo me sirvió en ese momento.
Sólo recuerdo que había podido incorporar un gran caudal de información, que de hecho el día D nos resultó muy útil para mantener una increíble calma y jamás perder la compostura. Pero toda esa info se fue, no está más.
Y esta es la primera vez que transito este embarazo, así que tendré que intentar por todos los medios ser la mejor mamá posible para este nuevo integrante de la familia.
Se hace camino al andar.
lu, qué cierto eso de «nunca estuve embarazada de este bebé», de volver a desandar un nuevo camino.
y si la volvés a ver a esa chica, decile esto, o invitala a que pase por acá. tus palabras le van a hacer bien, nosotras debemos empujarnos, contenernos al menos con un abrazo que baste como verdad, lo otro es camino, pero yo en tu lugar le haría sentir que no está sola.
beso enorme.
Este poema habla de la guerra, pero parte de su contenido viene al caso (sorry, está en inglés muy antiguo). Nadie es una isla.
No Man Is An Island
No man is an island,
Entire of itself.
Each is a piece of the continent,
A part of the main.
If a clod be washed away by the sea,
Europe is the less.
As well as if a promontory were.
As well as if a manor of thine own
Or of thine friend’s were.
Each man’s death diminishes me,
For I am involved in mankind.
Therefore, send not to know
For whom the bell tolls,
It tolls for thee.
John Donne
Que lindo seria que todos entendieran el «cada embarazo es unico»….sabes los pelotudos consejeros que me ahorraria!
Siempre con esas palabras dulces y calmas que nos llenan el alma y nos dan paz!
te quiero
Creo que ya te lo había contado en otro momento, y si no te lo cuento ahora. A todos los expertos domésticos les contesto con cara de naba: «Qué buen dato, lo voy a tener en cuenta». Chau picho.
Jajajajajaj estoy trabajando en eso. Otro tip que me dio mi psicologo fue el «Vamos viendo»
Hola Lü,
Será que vas a tener que abrir otro blog llamado ‘apuntes de una rookie mom once again’?
Más allá de si las experiencias vividas con Alvarito son trasladables o no, calculo que este segundo hijo (y embarazo) nos agarra un poquito más maduros y menos ansiosos.
Seguimos…
Te cito (fuera de contexto): «Más seguros de nosotros mismos y con menos temor».
Love!