Ya de movida, y aunque todavía estoy de poquitas semanas, comienzo a notar ciertas diferencias entre mis dos embarazos.
No en cuanto a lo físico. Honestamente este segundo embarazo promete ser igual de pleno que cuando estaba esperando a Alvarito. No tengo síntomas, no se me nota la panza ni se me va a notar en mucho tiempo, no estoy subiendo nada de peso, y tampoco estoy con cambios en mis necesidades alimenticias (aunque sí tengo algunas cosillas concretas como muchas ganas de comer huevo duro bastante seguido).
Pero sí me agarra a mí con una actitud muy diferente. Eso en parte también tiene que ver con que desde que escribo en este blog comencé a interactuar mucho con otras mamás, a quienes ni conozco personalmente. Probablemente seamos todas muy diferentes, más allá del hecho de ser todas buenas tipas que queremos lo mejor para nuestros bebés y lidiamos todos los días con lo que implica llevar a cabo esa misión.
Bicho antisocial como soy, que siempre me siento extraña en todos lados, y que siempre miro como espectadora el funcionamiento de todos los grupos porque no me siento parte, desde que confirmé este embarazo me abrí a la idea de compartir el proceso con otras que estuvieran pasándolo. No me es fácil, ciertamente.
Primero porque me cuesta derribar la coraza de acero que me separa del resto del mundo, y segundo porque tengo poco tiempo libre.
Esta vez me obligué: como pude destiné dos noches por semana a ir a clases de gimnasia especial para esta condición, con una super ídola a quien conozco desde mi primer embarazo pero a cuyas clases grupales nunca quise ir por las razones que conté.
Ayer fue mi primer día. Y debo reconocer que lo pasé bien, que el resto de las embarazadas no son tan hinchas como yo creía, que estamos todas más o menos en lo mismo, y que finalmente todas tenemos una misma necesidad: sentirnos acompañadas en este camino. Yo también.
Creo que fue esta que te parió quien un día me dijo «eso que llamamos tribu». Y sí.
Ah, bueno. Leo los comments y veo que las antisociales somos todas! Será por eso que nos llevamos tan bien?
El ciberespacio nos amontona…
Te re entiendo, porque yo aparte ser antisocial soy cero rosa, entonces me ponía los pelos de punta convertirme en una «mami» pero relacionarme con otras embarazadas y después con otras mamás tan ácidas e irónicas como yo, sin romanticismos, me ayudó a no sentirme tan sola.
Creo que diste en la tecla. Las rosas rococó rosadas me hacen mucho daño.
Besote!
Creo que estamos todas en la misma, por eso nos sentimos más cómodas en el mundo virtual. Besos Lu!
Y sí… La pantalla y el teclado nos protegen 😉
¡Besote, Agus!
Desde acá otra antisocial, te entiendo perfectamente! A mi también me costo hablar con otras embarazadas cuando comencé en este viaje, de hecho no hablaba con nadie en la sala de espera del obstetra y mucho menos en los cursos prepartos. Para mi fue lo mejor entrar al mundo de las mamás blogueras, acá si me encontré con gente como yo y por eso es uno de mis lugares preferidos para frecuentar.
Ojalá que podamos cruzarnos algún día en la vida real 😉
Besotes!!!
¡Claro que sí!