Hoy fue el primer día de clases. Ya les había contado que, como todavía estoy en recuperación, podía darme el lujo de acompañarlo y quedarme con él los 40 minutos que duraba este primer día.
En rigor va a la misma salita que el año pasado, con la misma Miss Luli, así que pensábamos que iba a desenvolverse rápidamente.
Pero ahí fue donde cometí mi error. Había otras mamás que se quisieron quedar adentro de la salita, así que me daba cosa que el pobre chiquito se encontrara solo. Honestamente resultó un pésimo plan. Pobrecito, entre que estaba sensible porque estuve toda la semana con él, y que el entorno estaba lleno de monitos colgados de sus mamás, Alvarito sufrió horrores y casi no paró de llorar. Cuando logré que se relajara ya era hora de irse.
El programa hubiera sido super bueno: como llegamos tempranito nos fuimos a desayunar juntos (¡le encantan las medialunas!) y luego entramos tranqui. Pero adentro nos fue mal.
Mañana voy a hacer lo que debí haber hecho hoy: lo dejo en la puerta de entrada y me voy. Aunque se queden las demás mamás.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
¿Qué opinás?