De mi mamá aprendí a ser autosuficiente. Es la segunda derivada del orgullo, que heredé de mi mamá Y de mi papá. Todo está encerrado en mi código genético.
Por lo tanto, desde que nació el campeón tenemos toda una estructura montada que me permite no tener que recurrir a nadie… Casi nunca.
Hubo un par de situaciones… Un par.
El día de la madre al Doc y a mí nos tocaba coordinar un bautismo en nuestra parroquia, así que el festejo fue en casa y mamá y mi hermana quedaron cuidando al niño un rato después del almuerzo.
Luego hubo otro domingo que coordinamos bautismo y mi hermana nos volvió a dar una mano.
Después me solté un toque, y en noviembre mi más íntima amiga tuvo la oportunidad de darme una mano, aunque, confieso, con nanny incluida. Y esta semana que pasó, realmente se puso a prueba mi orgullo.
Tenía pediatra, ronda de negocios internacional, reunión en mi oficina… Es decir, ni mi disfraz de holograma me podía ayudar con semejante megalombo de agenda.
Claramente, con o sin nanny, necesitaba ayuda.
Y entonces, una vez más, mi amiga estaba ahí para salvarme. Cuento esto porque nunca fui una persona con la que se pudiera contar para nada relacionado con el baby-sitting.
Y, claramente, nunca jamás en la vida, mi hermana, a quien amo, me ama, y cuyos hijos adoro, osó pedirme cosa semejante a cuidarle los nenes.
Lo que quiero decir es que, en mí, hay un claro «antes y después» relacionado con el registro de otredad. Ni mejor ni peor: sólo diferente.
Hoy comprendo mejor la importancia de una red de seguridad. Hoy, quizás, tal vez, a lo mejor, mi hermana o la Sole puedan contar conmigo para cubrirlas con su descendencia.
Es lo que las mamás hacemos, no?
Hay que delegar. Además para los chicos está bueno desde temprano acostumbrarse a estar con otras persona más allá de papá y mamá. Yo, que siempre dije que no iba a tener hijos si vivía en la misma ciudad/provincia que mis suegros (y también que mis padres) confieso que muuuuchas veces quisiera tenerlos más cerca para que me den una mano/me saquen las papas del horno con los chicos.
Es cierto. A mí me cuesta mucho porque, como dije, soy orgullosa. Comprendo la falta que te hacen al tenerlos lejos. Lo leí en tu crónica del nacimiento de Facu.
Beso!
me encanta la sobredosis de sincericidio.
todas necesitamos red de seguridad, de contención, de amor. eso que llaman tribu.
la nuestra será 2.0, pero también ayuda en el día a día.
«Eso que llaman tribu». Touché, mi querida.