Alvarito nació un viernes a la noche. Y el lunes al mediodía ya estábamos en casa. Y esa misma noche ya durmió en su cuna, en su cuarto. Me jacto. Punto.
Desde que nació es un niño que no tiene problemas para dormir. Puedo decir que jamás pasamos una mala noche, nunca tuvo crisis de llanto, ni de noche ni de día, y siempre hicimos una vida prolija y ordenada con una rutina predecible.
Por eso, cuando fue necesario darle contención especial, en nuestro viaje por los cambios y al regresar porque volvíamos cada uno a sus obligaciones, no tuvimos demasiado conflicto en dejarlo dormir con nosotros.
Pronto regresó a su camucha, sin problemas.
Pero desde que comenzó el kinder su mundo cambió, se agrandó. Eso, creo yo, lo sacudió un poco. Aunque en poquísimos días lo aceptó, cuando está con nosotros nos demanda un poco más. Y está bien.
Así que cuando comencé a escuchar pequeños gemidos en lo profundo de la noche, fui la primera en decir «traelo». Sí, yo, la dama de hierro.
Anoche su sueño fue especialmente liviano. Apenas perdía contacto conmigo, todavía dormido, comenzaba un quejidito suavecito. Y recuerdo de ese lugar del universo en que estamos entre dormidos y despiertos haberle dicho cada vez: «Acá estoy. Mamá siempre está». Y se calmaba al instante.
Ahora yo, la gran defensora de «Duérmete niño» y todo lo que implica, confieso que comienza a parecerme correcto que si el niño me pide contención yo deba modificar una regla para darle lo que necesita.
No va a dormir en nuestra cama hasta los 20 años. Ya se adaptará.
Aunque si a los 20 años mi «niño» sigue recurriendo a mí por un abrazo calentito que lo ayude a sentirse protegido, algo habré hecho bien. Quiera Dios que yo esté ahí para dárselo.
Y mientras tanto, al amigo Estivill, con eterno agradecimiento por sus sabios consejos, le digo: «Duérmete niño. Mamá siempre está».
Qué hermooso lo que escribís! me hicistre emocionar hasta las lágrimas. Es todo taaan verdad. Es tan mágico ser «lo que cura» ese gemido, ese llanto, lo que lo calma todo. Ojalá estemos cuando nos necesiten dentro de 20 años!
¡Tu emoción me hizo emocionar a mí!
Besote.
yo soy anti duermete niño, pero es tema de cada familia, de lo que cree, lo que quiere, lo que le funciona. lo que sí me gusta es cómo el amor rompe las reglas y trae otras mucho más maravillosas 🙂
Ay, me hiciste emocionar. Qué frase sacaste, che!
Bravo Lü, así se hace, Ale.
Lo del sueño del bebé debería ser sin recetas. Inés tampoco ha tenido problemas para dormir, pero a veces a mi marido le gusta que duerma con nosotros. Ella lo detesta, no duerme bien toda la noche, pero es un gustito que nos damos de vez en cuando. Igualmente lo reservamos para los fines de semana porque nos podemos despertar más tarde al otro día y nunca termina pasando la noche entera con nosotros porque nos patea tanto que alguien siempre la lleva a su cuarto.
Coincido: esto, como muchas otras cosas, debería ser una decisión que cada familia pueda tomar libremente en la intimidad.