Hoy hace 366 días que Alvarito decidió que la espera ya había sido suficiente.
Recuerdo que ese día, por primera vez en mi vida, lo pasé entero en cama porque estaba agotada. El niño estaba hiperactivo, así que decidí que merecía(mos) quedarnos en la cucha. Y sobre el fin de la tarde, rompió todo lo que lo separaba del mundo real. Con poco trámite, a las 22:05 hs finalmente ya estaba entre nosotros.
Desde entonces, jamás volveríamos a ser los mismos. Quienes son papás, saben de qué les hablo, y quienes no, piensen rápidamente en la suma de todos los lugares comunes y sepan que todo aquello de lo que renegás, te llega.
Porque sólo él es capaz de enseñarme a desaprender. A contradecirme. A ir contra mis principios. A cambiar esos principios. A convertirme en lo que sea que él necesite.
Porque él, lo vale.
Este es uno de los tantos regalos que le preparamos:
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