Comienzan los fríos. Es inevitable. Podemos quejarnos con mayor o menor vehemencia, pero el calendario manda.
Una de las mayores preocupaciones que tengo este año es cómo preservar a mi bebé de la proliferación de enfermedades, respiratorias más que nada, que trae aparejadas el frío.
Me puse a investigar un poco, y uno de los artículos más serios que encontré sobre este tema fue éste que publicó hace casi un año la Fundación Infant sobre el virus sincicial.
El artículo es viejo, puede decirse, pero lo que rescato son las recomendaciones: «además de mantener las medidas de higiene para prevenir las infecciones respiratorias (lavarse las manos, ventilar los ambientes y cubrirse la boca con el brazo al estornudar), es sumar otras dos estrategias efectivas para controlar la enfermedad: amamantar al bebe y no fumar. “La lactancia materna reduce la gravedad de la bronquiolitis”, explicó Polack, y el humo de cigarrillo daña el desarrollo pulmonar fetal.».
Parece fácil. Veremos cómo nos va.
Por lo pronto, entre el pediatra y yo privamos al papá de llevar a Alvarito a la pile a tomar clases de natación. Me sentí un poco culpable porque es algo que Marian realmente quería hacer, pero no va a faltar oportunidad. Como dicen por ahí: más vale prevenir que curar. A esperar la primavera.
¿Qué opinás?